La ultraderecha francesa dice que la masacre de Oslo se hubiera evitado cerrando puertas a la inmigración
Estas fueron las (repugnantes) declaraciones del repugnante partido de la ultraderecha francesa, el Frente Nacional. ¿Quien declaró eso? Pues su presidente, el xenófobo Jean Marie Le Pen que dijo que una política severa migratoria hubiera evitado la matanza de Anders Behring Breivik.
A contramano de las declaraciones del resto de lo partidos franceses que condenaron el atentado y la masacre en la isla, estas declaraciones impactaron de lleno en la opinmión pública.
Cierto es que ya se había emitido un repudio de compromiso poco convincente por parte del Frente Nacional, pero el tenor de lo declarado pro Le Pen, metió en apuros al resto de los dirigentes partidarios.
El diario Público daba de esta forma la noticia en su edición de hoy

La familia Le Pen y su fondo de comercio, el partido ultraderechista francés Frente Nacional (FN), terminaron de perfilar su estrategia para encajar el choque de la matanza de Oslo y Utoya, e incluso sacar tajada. El viernes, el histórico Jean-Marie Le Pen, presidente honorario del FN, incendió la escena política al reaccionar al atentado considerando que lo que llama "la ingenuidad" frente a la inmigración es más grave que el asesinato masivo perpetrado. Su hija Marine Le Pen, presidenta del FN y candidata presidencial, trató de quitarle hierro a esa declaración.

La brutalidad de la acción mitómana e islamófoba de Anders Behring Breivik constituía una especie de test para el Frente Nacional, que atraviesa un momento delicado porque intenta conservar el voto tradicional fascista, pero además dotarse de una imagen moderada, respetable, e, incluso social.

El viernes, el histórico Le Pen salió del letargo en que se encuentra desde que pasó el relevo, e intervino: "Lo que me parece grave, y queda demostrado por este caso, es la ingenuidad y la inacción del Gobierno noruego frente a la inmigración", dijo.

Lo interesante es que, al mismo tiempo, el partido publicaba un tibio, gris y burocrático comunicado para hacer lo mismo que todos los otros partidos: "condenar" el ataque "bárbaro y cobarde" y expresar su "total solidaridad" con el pueblo noruego.

El conjunto de la clase política y de los medios juzgaron que ahí el fundador del FN había cruzado la línea roja, y exigieron a la actual presidenta, y supuesta candidata presidencial joven y moderna, que se posicionara. Lo hizo, sí, pero para mantener la ambigüedad calculada. En lugar de desautorizar a su padre, se limitó a acusar a los "partidos de izquierda" de "subir
se a la ola del drama de Oslo" para "sacar una detestable tajada política" atacando al FN.